Ya ha salido publicado el libro más importante en el que he trabajado, fue un encargo para una gran editorial (Santillana USA), con texto de un autor muy conocido (Guillermo Fesser) y sobre una figura histórica que me encanta, Bernardo de Gálvez. Además tenía mucha libertad de estilo, un buen presupuesto y tiempo de sobra para hacerlo bien.
He decido hacer varias entradas sobre la creación del libro, creo que es algo que necesito compartir y puede que le interese a alguien.
Llevaba ya tiempo esperando un proyecto atractivo, que fuera infantil y divulgativo, además tengo mucha afición por la historia, sobre todo por las batallitas, así que esto era una tormenta perfecta.

Cartel de una de las representaciones
El proyecto me llegó en mayo de 2015 a través de un malagueño, Antonio Pino, que cuando estaba de gira con su espectáculo de guiñoles por EE.UU. conoció a Guillermo Fesser y a la que era la protagonista de la historia del libro, Teresa Valcarce.
Guillermo andaba buscando un ilustrador para su texto sobre Gálvez y no le convencían los que les habían propuesto, ahí entraba yo. Me recomendaron como el «mejor ilustrador del mundo y además es de Málaga, como Gálvez».
Cuando me contactaron me explicaron que el libro iba a publicarlo Santillana USA dentro de una colección de Personajes del Mundo Hispánico que está enfocada a reivindicar figuras iberoamericanas en centros educativos.

Colección Personajes del Mundo Hispánico
Desde mi punto de vista, la colección tenía una calidad irregular, tanto en texto como en ilustración y tampoco seguía una línea artística definida. Además, el texto de Guillermo Fesser era muy fresco y divertido así que tenía mi oportunidad de proponer algo propio y un poco diferente.
Pero primero habría que hablar de la historia que cuenta el libro que no es exactamente la historia de Bernardo de Gálvez, es la historia del retrato de Bernardo de Gálvez…
Bernardo de Gálvez y su retrato

El retrato de Gálvez protagonista de la historia (izquierda) y el retrato original (derecha) ¡Busca las diferencias!
La historia de Bernardo de Gálvez es bastante conocida, se puede ver fácilmente en Wikipedia o en una búsqueda rápida en Google, aunque para algo más específico mejor ir a la asociación Bernardo de Gálvez.
Aunque resumiendo, fue un militar español, gobernador de Luisiana durante la Guerra de Independencia. Como Inglaterra era enemiga natural de la corona española, Gálvez comenzó a prestar ayuda vital a los rebeldes enviando armas, municiones y uniformes a través del río Mississippi, poco después estalla el conflicto directo entre España e Inglaterra.
Es entonces cuando organiza una flotilla y ataca las posesiones inglesas de Florida, asestando un duro golpe al ejercito inglés y liberando a las fuerzas de Washington del frente sur.
La batalla donde definió su victoria fue la de Pensacola, un puesto fortificado inglés que Gálvez tomó con muy pocas bajas, gracias a un arriesgado ataque con su fragata Galvezton.
También entabló amistad con los lideres rebeldes, especialmente con George Washington. Todo esto llevó a que el entonces Congreso Continental se comprometiera, en reconocimiento a su ayuda, a colgar un retrato suyo en el edificio del Congreso, estamos hablando de finales del siglo XVIII, en 1783…
Dicho compromiso nunca se llegó a cumplir, primero porque el gobierno de EE.UU. cambió, el actual Congreso es una entidad diferente del Congreso original, con lo cual existía un vacío legal y también porque nunca se exigió el cumplimiento de dicho compromiso, pero llegó un día que alguien lo reclamó…

El retrato colgado, con Teresa Valcarce cortando la cinta.
Un historiador español, Manuel Olmedo, localizó el documento original de la resolución del Congreso y Teresa Valcarce, residente en Washington, se dedicó a dar la lata de forma constante a los congresistas hasta que consiguió que en 2014 el retrato se colgara en el Congreso, donde luce actualmente, con sólo 231 años de retraso.
Como bonustrack, Bernardo de Gálvez fue nombrado ciudadano honorario de Estados Unidos, algo que sólo se le ha concedido a ocho personas.
Primeros bocetos
Ya puestos en antecedentes, volvamos al libro. El texto de Guillermo Fesser cuenta la historia de cómo Mari Pancartas (Teresa Valcarce) consigue que cuelguen el retrato en el Congreso, aunque de forma resumida y simplificada. Ella se planta directamente en el despacho de un congresista y, allí mismo, le cuenta la historia de Gálvez y lo convence.
Mi primera labor era convencer al autor y a Santillana de que yo era el ilustrador adecuado, así que comencé a hacer bocetos del personaje.
El primer problema es el propio Gálvez, aunque actualmente se le representa idealizado, las referencias más antiguas indican que era rellenito, con poco pelo y de nariz prominente. Guillermo quería que lo hiciéramos idealizado pero yo quería conservar su tripita y su nariz, sobre todo el aspecto de delgordo que tiene en el retrato protagonista de la historia.
En cuanto al estilo, quería hacer algo mucho más suelto que mis otros trabajos, sobre todo en el acabado y en los volúmenes. Pues ala, a abocetar.
Aunque ninguno llegaba a convencer del todo al autor, que buscaba un aspecto más genérico, yo sí encontré un boceto que me convencía, así que me dediqué a marear la perdiz alrededor de él hasta que fue ese el que se presentó a la editorial:
Cómo se verá, hay mucha diferencia entre este boceto y lo cómo será después el libro, pero sí me sirvió para establecer un estilo un poco más serio para la parte histórica del libro. Creo que darle un tono más infantil o suave al tema de la guerra es contraproducente, más adelante tendría que definir un estilo diferente para las discusiones de la protagonista con el congresista y hacer que los dos estilos cuadrasen.
Pero todo eso pasaría mucho después, las cosas de palacio van despacio y no tuve luz verde para el proyecto hasta un año después, primavera de 2016.
El encargo
Aunque la editorial hacía meses que había aprobado mis bocetos, pasé muchos nervios esperando el encargo definitivo, que llegó en el mejor momento, cuando había tenido un accidente de tráfico que me había dejado cojo durante varios meses, pero como las piernas no se usan para dibujar, me callé y comencé con el libro.
Como editora tenía a la directora de infantil de Santillana USA, Isabel Mendoza, que era la máxima autoridad en el libro, con lo que tenía feedback muy directo. Creo que su técnica fue darme cuerda para que me ahorcase yo solito.
Lo primero que recibí fue una premaqueta del libro completo con la distribución de texto, podía mover las cajas de texto y proponer algunos cambios menores en la distribución, lo que me facilitaba mucho el trabajo.

Página premaquetada
Establecimos unos tiempos razonables partiendo el trabajo en fases.
1º Boceto general del libro. Con la distribución de los espacios y la narrativa completa, pero a tamaño Thumbnails.
2º Lápices. Todo el libro dibujado.
3º Color. Acabado del interior del libro.
4º Cubierta y detalles. Personalmente soy muy partidario de dejar las portadas para el final.
Cada una de las fases conllevaba correcciones, así el libro se va construyendo poco a poco y no hay sustos finales.
1º Boceto general del libro
Aunque parezca lo más sencillo, establecer una buena base va a condicionar el resto del trabajo. No tengo mucha experiencia en esta parte porque el tipo de trabajo que realizo habitualmente son más ilustraciones sueltas o muy divulgativas, así que me da un poco de vértigo.
También hay que tener presente qué quieres contar y destacar, así como los puntos fuertes de dibujo de cada uno, para no caer en páginas que no encajan con tu estilo.
Cómo se puede ver, sobre una plantilla con las páginas del libro, realicé la distribución de la historia intentando dar cierta variedad en los enfoques. El principal problema que me encontré es que en el texto original hay mucho diálogo y no se puede hacer un libro infantil con cabecitas parlantes. Así que tuve que insertar imágenes que ilustraran los temas de conversación.
Para enviar a la editorial preparé un documento mejor anotado (nadie iba a entender el folloncillo de arriba) con algunas referencias de documentación.
Recibí la aprobación de los bocetos, con algunos matices. Sobre todo me indicaron mi exceso de afán guerrero y que tuviera cuidado de no representar tiros ni muchas armas, que las escuelas norteamericanas están muy sensibilizadas.
Y hasta aquí la primera parte, la siguiente es más crunchie, que cubre los diseños de personajes finales y la documentación (diversión!).